Gastronomía de cuaresma en Andalucía.
La Semana Santa es tiempo de dulce penitencia y de que florezca la esperanza; si hay una pasión que destaca gastronómicamente hablando en esta época es la pasión por el dulce.
Andalucía en Semana Santa huele a azahar, incienso, cera y sabe dulcemente a miel, azúcar, canela y a mar. En esta época del año la gastronomía saca a relucir sus ingredientes más humildes: el pan, ingrediente más importante de la última cena y lleno de simbolismo, el bacalao, los garbanzos, manjares tan humildes como celestiales.
Las cocinas, monasterios, pastelerías y restaurantes elaboran recetas tradicionales
heredadas de abuelas a madres y de madres a hijas, muy laboriosas y cargadas de simbolismo.
La gastronomía andaluza de Cuaresma tiene simbolismo a través de sus dulces: las
torrijas, los pestiños, los buñuelos, la leche frita, los roscos, etc. Pestiñero en Andalucía es sinónimo de ferviente seguidor de la Semana Santa; las torrijas simbolizan el significado místico de la vida y la muerte de Jesús. El pan duro (el cuerpo inerte), la fritura (el sufrimiento), la leche y miel (el resurgir, la esperanza, la resurrección). Esta dulzura venía a suplir la falta de energía durante el periodo de ayuno. El arte de la cocina estaba entonces en los Conventos. Dulces que nacen en cocinas medievales con ingredientes humildes y con toques de la gastronomía árabe (miel, canela y frituras) y sefardí. Porque no podemos olvidar que la gastronomía andaluza es la gastronomía de las tres culturas cristiana, sefardí y árabe y esto aparece reflejado en cada una de sus recetas tradicionales.
Dulce y feliz Semana Santa.
Si es en la cocina, también entre los pucheros anda el señor.
“Santa Teresa de Ávila”
Amparo Soler (Profesora UGR)