Volviendo a cultivar la caña de azúcar
La primera nota escrita que tenemos del azúcar de caña proviene de una expedición de Alejandro Magno en la India, cuando un almirante suyo escribió: “existe una clase de caña que produce miel sin la intervención de la abeja”. Desde que se conoció, el azúcar de caña tuvo un traslado muy lento hasta occidente, casi mil quinientos años hasta que los árabes la plantaron por primera vez en Europa, que hasta entonces usaba la miel para endulzar sus productos.
El clima tropical de Granada es único para el cultivo de la caña de azúcar
Tras plantar la caña a lo largo de la ribera del Nilo y los países a su alrededor, los árabes empezaron a hacer lo propio en las costas de Andalucía y el levante, haciendo de la caña un bien muy rentable con el que el reino de Granada comerció en abundancia. El azúcar del reino se exportaba desde los puertos de Almuñécar, Málaga, y Vélez y así ha sido hasta hoy en día, ya que las dos provincias más favorables para el cultivo de la caña siguen siendo Granada y Málaga debido a su clima tropical. Es en esta franja de Andalucía oriental, la Axarquía y concretamente Nerja, el único sitio donde podemos encontrar cultivos de caña actualmente, recuperando una tradición que siempre estuvo presente en Salobreña, Frigiliana y Almuñécar, como se puede comprobar en el Museo Preindustrial de la caña de azúcar de Motril.
Al contrario que el azúcar blanco o de mesa, el de caña no entra en contacto con químicos en su cocción, por lo que conserva todas sus propiedades nutritivas y su curiosa textura pegajosa, además de su color moreno.
M.A. Barón