Te contamos los orígenes de la noche de San Juan.
Los orígenes de la celebración de la Noche de San Juan se pierden en el tiempo. Todas las civilizaciones antiguas adoraron al sol y le rinderon homenaje de múltiples formas. Las razones que presentan algunos historiadores hablan del miedo que tenían los hombres de perder el sol a medida que los días se hacían más cortos. Otros sostienen que culto al sol se practicaba simplemente por ser una divinidad más (como el agua, la tierra o el aire) en las religiones antiguas. Algunas versiones más románticas dicen que nuestros antepasados creían que el Sol estaba enamorado de la Tierra y se resistía a abandonarla. En todas las historias puede haber algo de verdad, pero lo único seguro es que la fiesta San Juan comenzó a festejarse en la última noche de primavera, alrededor del 24 de junio, que es la más corta del año.
Al ser una costumbre milenaria, la noche de San Juan empezó siendo una fiesta pagana. Ya en aquel entonces, la presencia del fuego hacía referencia a la quema de espíritus negativos y a la purificación de quien lo atravesaba. Esto llamó la atención del cristianismo, que cuando se consolidó como religión mantuvo la festividad de San Juan, cambiando la faceta mágica por un sentido religioso. Según dice la Biblia, Zacarías mandó encender una hoguera para anunciar a sus parientes el nacimiento de su hijo, Juan Bautista, que coincidía con la noche del solsticio de verano.
La costumbre milenaria se fusionó entonces con la tradición cristiana, en la que los cristianos de la Edad Media mantuvieron la costumbre de las hogueras en la playa, que rodeaban de crucifijos para recordar el nacimiento de San Juan. Aún así, la fiesta no llegó a perder el sentido que tuvo al principio: el de celebrar el final de la primavera en la noche más corta del año.
