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Te contamos la relación que mantienen Plaza Nueva y el río Darro, dos testigos del avance de la ciudad durante los siglos.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Plaza… ¿Nueva?

El nombre de Plaza Nueva encierra la remodelación más importante que se ha llevado a cabo en Granada. Las obras taparon una de las facetas más viejas de Granada: el avance del río Darro por el centro de la ciudad. El tramo fluvial que pasa por allí una vez estuvo al aire libre, pero se acordó abovedar esa zona para mejorar el saneamiento del centro. La obra fue muy cuestionada ya que acababa con el aspecto pintoresco del que pocos centro de ciudad pueden presumir, y que recogió las historias escritas de los escritores románticos que visitaron Granada.

Esta remodelación empezó a mediados del siglo XIX, en 1854, y la plaza original es muy anterior, de la época de los Reyes Católicos, por lo que de ‘Nueva’ ya tiene poco… De hecho, es la plaza más antigua de Granada. La única parte que ha llegado sin remodelaciones a nuestros días es la Real Chancillería, el edificio que dio lugar a la plaza mediante el ensanchamiento de los puentes de la Carrera del Darro. La Plaza Nueva es solo un tramo de la extensión del Darro en la ciudad, ya que el río continúa bajo Reyes Católicos, Puerta Real y la Acera del Darro, uniéndose al Genil en el Puente Romano.

 

 

Un testigo de la historia granadina

El Darro nace en Huétor Santillán y desemboca en el Genil, por lo que es un afluente de éste, y a su vez el Genil es afluente del Guadalquivir. A pesar de su corta trayectoria, es el río que ha tenido más peso en la historia de Granada. La decisión de levantar la Alhambra en la colina de la Sabika en el siglo XIII hace que el río Darro pasara de ser el borde de la ciudad a la columna vertebral de la misma. Surtió de agua al palacio nazarí y sus jardines, y también hizo posible la construcción de los aljibes mediante el desvío fluvial que los árabes prepararon desde Alfacar hasta la puerta de Fajalauza.

Los romanos lo llamaron Dauro, que en latín significa “da oro”, y lo daba. Hasta mediados del siglo XX se podía encontrar a la gente buscando oro en la orilla del río, lo que dio pie a la historia de la fiebre del oro granadina… De lo que os hablaremos en otro momento.

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