A la gente le encanta el hielo y hasta la gastronomía tiene construcciones hechas en hielo, como el bar de hielo en Amsterdam. Los finlandeses no iban a ser menos, claro, y tienen la construcción de hielo más grande del mundo. Cada año desde 1996 este país tiene por costumbre construir un enorme palacio de hielo que supone uno de los mayores atractivos turísticos fineses.
Está situado en la ciudad de Kemi, una localidad en las laderas de Laponia, concretamente en el gran golfo que une Finlandia y Suecia. Y decimos que se construye cada año porque sí, el castillo se derrite al llegar la época estival.
Los constructores dan pie a la imaginación y cada año varían en el diseño del palacio, pero hay tres elementos que nunca faltan: el hotel, el restaurante y la capilla. El hotel casi siempre está lleno y la suite le encanta a las parejas; muchas se casan allí. Nosotros te queremos hablar del restaurante, donde lo único que no es de hielo son los taburetes, y aunque parezca que el clima es gélido, lo cierto es que se come más calentito de lo que parece. Las grandes murallas de hielo dan al edificio un clima paradójicamente cálido, al menos, más de lo que parece en las fotos, ya que al fin y al cabo estamos en Finlandia y el frío siempre está presente.
¿Qué se puede comer en el palacio de hielo?
El restaurante del palacio tiene un servicio de alto nivel y los que se alojan pueden disfrutar de los platos más característicos de la gastronomía finlandesa. La mayoría son a base de pescado y verduras, pero también podemos encargar otros platos típicos como carne de reno, pastel de zanahoria o cualquier elaboración a base de patata: el ingrediente más popular del país. Su producción es muy alta y la afición no es menor; los fineses la toman con mucha frecuencia y pueden debatir sobre recetas de con patatas durante horas. Es frecuente ver el puré de patatas, la patata rellena y sobre todo las patatas hervidas acompañadas de salsa: la más típica está hecha a base de mantequilla, eneldo y sal, aunque podemos encontrar una salsa muy parecida al ali-oli que los finlandeses preparan con frecuencia, además de salsas de queso o remolacha con yogur, entre una gran variedad. También es un buen lugar para probar variedades del plato más característico del país: el salmón.
La entrada no es cara: 8€ para los adultos (menú y estancia aparte). Si alguna vez vas a Finlandia, es una visita que vale la pena.