El agua ha sido representada desde siempre como un símbolo de vida y juventud. En ciudades como Granada ha tenido un culto especial y existen referencias desde la época musulmana. Es decir, el agua está inherentemente unida a la identidad de la ciudad. La arquitectura de la ciudad está poblada de fuentes, canales, ríos y estanques que conectan el casco histórico. Es evidente que no solo árabes, sino romanos, visigodos, cristianos y todos los que la habitaron alguna vez, supieron disfrutar de las ventajas acuíferas que las tierras andaluzas han ofrecido siempre.
Gracias a la influencia del clima, la calidad de sus reservas y la altura de sus sierras de procedencia, Granada, Córdoba y Sevilla son provincias bien señaladas en el mapa hidrológico. Con tanta calidad atesorada en nuestros acuíferos, parece que algunos cambios en el sistema de gestión de aguas están llamados a darse pronto.
El agua de Granada, ¿es tan buena?
Hoy en día la calidad del agua de Granada es reconocida internacionalmente. En 2008 se le otorgó la máxima puntuación en un estudio de la calidad del agua del grifo de todas las ciudades de España, clasificándolas en aptas o no aptas para su consumo directo. La de mayor calidad fue la de Granada, con un 9 sobre 10, seguida de otras ciudades como Madrid, Córdoba, Sevilla o Santiago. Esta valoración se debe a que el agua granadina es poco ‘dura’, es decir, es baja en calcio y magnesio, por eso es insípida y se digiere tan bien. Para conseguir esta calidad son fundamentales las reservas en las que se almacena el agua: los dos grandes embalses de Quéntar y Canales, situados a más de 1.000 metros de altitud.
Embalse de Quéntar
Teniendo presente la gran calidad de aguas que Granada atesora, durante el mes de julio se inauguró la colaboración entre la hostelería granadina y el Ayuntamiento para poner en marcha el reparto de 1.300 botellas de cristal entre los restaurantes para fomentar el consumo de agua del grifo, ya que en Granada esto más salubre y más económico que comprar botellas.
En Córdoba ya estaba en marcha la iniciativa, de forma que ambas provincias se adelantan al anteproyecto de ley que obliga a dar agua del grifo en lugar de agua embotellada. En otras ciudades como París también es costumbre que solo se sirva el agua del grifo. Incluso llegamos a ver ciudades que ya han prohibido el consumo de botellas de plástico, como es el caso de San Francisco.
Granada está llamada a ser una de las ciudades pioneras en el proceso de hacer el agua más sostenible. El uso de botellas de cristal en la hostelería se presenta como una forma efectiva de reducir el embotellado, con todo lo que ello implica en la calidad del consumo y en la reducción de la contaminación. Aún así queda un enorme camino que recorrer para hacer del sistema de envasado algo completamente sostenible. ¿Qué opciones tenemos?
Ooho, el nuevo concepto de ‘gotella’
Seguro que últimamente has oído hablar de la esferificación, una técnica moderna de cocina que consiste en presentar el alimento en forma de esfera para curiosidad del comensal. ¿Se te había ocurrido que podría cambiar la manera en la que bebemos agua? Es posible usar la esferificación para crear una botella natural, que podríamos llamar ‘gotella’ por su similitud con una gota de agua. El envase es una fina película hecha con alga y cloruro sódico, totalmente comestible y que cada vez es más frecuente ver en programas de cocina para aplicaciones culinarias. Y no solo es un truco de la cocina moderna muy empleado a día de hoy; esta técnica bien desarrollada podría convertirse en la clave para beber agua en el futuro.
Su creador, un emprendedor español
A un joven emprendedor español, Rodrigo García González y sus dos compañeros franceses, se les ocurrió la idea de envasar agua en estos recipientes naturales, de forma que quedara una burbuja de agua que se puede sostener en la mano y beber fácilmente. Y si no nos la comemos, la película se puede tirar ya que es biodegradable y apenas tarda unas semanas en descomponerse, frente a los 1000 años que necesita una botella de plástico. La idea fue presentada por él mismo en el III Congreso Internacional “Water is the matter”.
Este extracto de alga fue llamado “Ooho”, que recuerda a como suena eau (agua) en francés. Es muy barato y fácil de hacer, así que gente de todo el mundo ya se ha puesto manos a la obra para fabricar las suyas en casa y por supuesto, grabar un vídeo con el proceso. En internet ya podemos ver todo tipo de bebidas en diferentes tamaños y formas de envase a los que están llamando canicas, perdigones, fideos, chupitos… aunque de momento son los deportistas los que más uso le están dando al invento, ya que facilita mucho la hidratación de todo tipo de atletas. Además, algunos chefs especializados en la técnica como Ferrán Adrià también están sugiriendo formas de envase para lo que podría ser la comercialización del producto. Al fin y al cabo, la esferificación es una técnica que lleva practicándose desde los años 50 para simular el caviar en la época en la que se puso de moda. ¿Te imaginas que setenta años después se terminara de desarrollar esta idea para beber de gotas en vez de usar botellas?
A pesar de que estas ‘burbujas’ a modo de envase tienen un largo camino que recorrer, es una solución viable al problema de la polución de plástico. El propio creador reconoce que aún hay algunas limitaciones claras en cuanto al transporte o al almacenamiento de varias “ooho” en un solo pack. En este sentido los creadores toman la mejor dirección posible: fijarse en el modo que tiene la naturaleza para ‘empaquetar’ sus frutos, es decir, quieren usar materiales parecidos a los que tiene la piel de la fruta, por ejemplo.
Si a los problemas de transporte y mantenimiento se le pueden aplicar soluciones económicas y que respeten la ecología, habremos dado un paso muy importante (o total) en dos aspectos vitales en el día a día: el pragmatismo de hacer algo tan cotidiano como beber agua, y un respiro al problema de la polución por plástico, ya que vertimos gran cantidad de residuos que año a año perjudican a nuestro entorno.